jueves, marzo 30, 2006

Ya está el Estatuto de Cataluña

Ya está aquí. Hoy jueves 30 de marzo de 2006, las Cortes Españolas han aprobado el Estatuto de Cataluña.

Hoy, jueves 30 de marzo de 2006, la clase política española enterró la Constitución de 1978.

No soy jurista, no pretendo que nadie, ni los que están a favor o en contra de este texto pierdan su tiempo en leerlo porque sé que no lo harán, así que sólo puedo comentar, dejando la explicación de un texto que destruye el precario estado de Derecho existente en este país a los especialista, quienes son los personajes artífices de este asesinato.

A los protagonistas de este crimen los conocemos todos. No se esconden en insondables junglas ni en remotos desiertos, salen en la tele, cobran su sueldo del erario público, juraron, en su día, con voz tronante y pose digna de mejor opereta, defender la Constitución asesinada, nada temen, a nadie deben rendir cuentas, de nadie pueden esperar reproches pues la judicatura y la fiscalía les pertenece, los medios de comunicación comen en su mano, nadie, ni nada, excepto un remero de internet, en definitiva, escapa a su control. Me estoy refiriendo a la clase política española. A toda ella, pues toda ella nos ha sometido a una opereta en la que cada cual hacía su papel hasta el último memento de la representación en la que todos están aconchabados para medrar, enriquecerse y obtener su trocito de poder para ejercerlo con la mayor impunidad posible e imaginable.

La misma clase política que cada cuatro años, desde hace décadas, promete solucionar el problema de la vivienda, del paro, de la precariedad laboral, de las lista de espera en la sanidad, de la corrupción, de la especulación inmobiliaria promovida por los ayuntamientos y de tantas otras cosas que se suelen prometer y sacar a la palestra para contentar al desmemoriado, o resignado, votante, son lo que ahora nos dicen que España es más fuerte que nunca, el Estado más cohesionado que nunca, y las libertades y derechos civiles son más altos que nunca.

Solos les falta gritar: ¡Viva nosotros!

La realidad es que cuando un político dice que el euro hará bajar los precios y contendrá la inflación, esto lo dijeron todos, al cien por cien, los precios suben y la inflación real se dispara un 40%.

Esta camarilla corrupta y mafiosa de embusteros profesionales a los que por delicadeza y por resumir tantas "buenas" cualidades en una sola, llamamos políticos, utiliza el Parlamento para ratificar y votar aquello que se decide hacer, a la antigua usanza de la política de preguerra civil, en pactos políticos sin luz ni taquígrafos, el Pacto de Perpiñán; se retoca de noche entre dos señores en la “casa”, Palacio de la Moncloa, del Presidente del Gobierno y después, para que nadie diga que esto no es una democracia, se vota en el Parlamento. “Que salga por televisión lo democráticos que somos”.

Alguien, aunque fuese sin gana, sin cerebro y sin intención de resultar creíble, tenía que oponerse al silencioso y traicionero asesinato constitucional. El PP y ERC, debían dar la nota disonante y votar en contra. Los unos por España, y los otros por distanciarse del resto de formaciones nacionalistas catalanas. Cada actor, en su papel y atento al libreto.

Lo mismo que el PP criticaba en el Estatuto Catalán, lo había pactado con anterioridad en el Estatuto Valenciano. Gran coherencia cuando se tiene decidido lo que se hace y hacia donde se tiene que ir: hacia un Estado federal, en descomposición, en el que los políticos puedan medrar a su antojo, privatizar todo lo público y reforzar sus mecanismos de compra y venta de influencias, todo ello, por el bien de España, los españoles, el fortalecimientos del Estado de Derecho y la Santísima Sábana Santa.

Puestos a mentir, que mientan con algo de gracia y salero. Lo de ahora, es un insulto a la más mortecina de las “inteligencias”.

Que la Constitución descanse en paz. Murió antes de poder verse llevada a la práctica, casi virgen, en la flor de la vida y como se suele decir: “entre todos la mataron, y ella sola se murió”.