domingo, abril 02, 2006

¿Quién realizó el 11-M?


A las pocas horas del atentado del 11-M, grupos de personas se manifestaban por las calles y ante las sedes del partido del gobierno gritando: “queremos saber”

Han pasado dos años, y no sabemos nada seguro sobre el 11-M excepto que a esos mismos que gritaban que querían saber, ya poco les importa la verdad.

Frente a la teoría oficial, de un grupo islámico suicida y de la perfecta actuación de la policía, los servicios de seguridad y los jueces, no digamos la clase política española, corre por internet la teoría de la conspiración.

Esto que sigue, pretende ser un resumen de los datos, ciertamente curiosos, que dan pie a esas teorías.

El atentado del 11-M habría sido realizado por un grupo de personas con preparación militar y perfectamente organizados, no por un grupo de islamistas dedicados al contrabando de drogas.

Como en atentados se similares, como el la estación de tren de Bolonia, en Italia (100 muertos), atribuido a las Brigadas Rojas pero realizado por los servicios de seguridad italianos y con la implicación de la logia masónica P2, entre la que se encontraban ministros, jueces, militares, altos funcionarios y policías, alguien debe tapar a los verdaderos autores del atentado.

El plan consiste en unos cisnes negros que cargarán con las culpas, y que serán convenientemente quitados de escena sin darles tiempo a más explicaciones (suicidio) y los cisnes blancos, de los que nadie debe sospechar siquiera su existencia.

Los cisnes negros, utilizan goma2 facilitada un confidentes de la policía. La Guardia Civil sabía de la sustracción goma2 de las minas asturianas, y será la propia Guardia Civil la que intercepta el coche lanzadera que precede a la caravana con los explosivos, pero se le deja continuar ruta, no sabemos los motivos, el juez no lo pregunta al guardia civil que realizó la detención y el sistema de grabación de llamadas de la Guardia Civil, según la versión oficial, aquel día no funcionaba, además, el conductor del coche lanzadera llevaba un vehículo con matrícula falsa, robado, propiedad de una madrileña y conducido por un marroquí con pasaporte belga que reconoce al agente no tenía los papeles del vehículo, así que el conductor llama por teléfono al confidente de la policía que les ha facilitado la goma2, nada más se sabe de este asunto excepto que se le deja seguir viaje y los coches que llevan la goma2 llegan a Madrid tranquilamente. Todos estos datos se conocen porque los marroquís que realizan el traslado estaban siendo investigados y tenían los teléfonos intervenidos por orden de un juez de Leganés. Estos cisnes negros realizarán el atentado dejando mochilas en la parte delantera de unos trenes de cercanías (de esas mochilas estallarán la mitad y el resto, dos, no estallan, son la prueba que serviría para detener a los cisnes negros, pero son detonadas por los TEDAX y por lo tanto, desaparecen las pruebas).

Los cisnes blancos, utilizando ciclonita (C-4), un explosivo militar de alto poder de destrucción que cabría en una lata de Coca-cola o en un paquete de tabaco, colocarán en total nueve paquetes explosivos en la parte trasera de esos mismos trenes.

Las mochilas que no estallaron deberían haber llevado a la policía hasta los cisnes negros, pero como ya se ha dicho, al ser detonadas por los TEDAX, desaparecen las pruebas que llevarían a la policía en esa dirección.

En vista del inconveniente, se construye rápidamente una falsa mochila bomba de características parecidas a las utilizadas por los cisnes negros que contiene las pruebas necesarias para llevar a la policía hasta la guarida de los terroristas, que, casualidades, ya habían sido investigados anteriormente por la policía sin que nada delictivo grave se sacara, según la versión oficial, de esas investigaciones.

Con la nueva mochila, que no apareció entre los bultos de la estación tras ser rastreados por los TEDAX, y que nadie recuerda haber visto (sólo había cuatro mochilas que custodiar entre los objetos de los trenes) pero que aparece “milagrosamente” en una comisaría de policía, se llega hasta los cisnes negros.

Con estas pruebas se pone cerco a los cisnes negros, atrincherados en un piso, y se da orden a los GEO, once geos, de entrar a saco en un piso en el que hay entre siete y doce terroristas fuertemente armados que amenazan con suicidarse (o con morir luchando).

Los GEO consideran la orden desafortunada, pero se ponen en acción.

De unos suicidas dispuestos a suicidarse, dispuestos a matar cuanto más mejor, cabría haber supuesto que esperarían a que los geos entraran en el piso para detonar las bombas, o que hubieran salido del piso matando y explosionando artefactos, pero nada de eso sucede.

Los cisnes negros, supuestamente, se suicidan cuando los GEO están llegando a la planta del inmueble y a resultas de eso, a parte de sus propias vidas, muere un sargento de los geos (cuyo cuerpo sin vida será profanado en el cementerio, se supone que por islamistas).

Sobre los cisnes blancos, nada se sabe excepto que descienden de una furgoneta (en la que se encuentra una cinta de versículos coránicos y rastros de metenamina, un componente de la ciclonita) y despiertan la atención de un portero (por ir con el rostro muy cubierto). Ese portero manifiesta que le daban la impresión de ser gente del este de Europa.

También, supuestamente, por sus gorros y lo poco que se les veía de la cara, llamaron la atención de una cajera del metro, cajera que habló con uno de ellos. Según esta cajera, el supuesto terrorista hablaba un español correcto con acento español.

Como parte de una casualidad más, ¿otra?, sí, las casualidades se encadenan, las cámaras de seguridad que vigilaban los andenes de las estaciones, tampoco funcionaban. O esa es la versión oficial.