lunes, abril 03, 2006

La directiva Bolkenstein

En su libro “Sin disculpas”, el senador norteamericano Barry Goldwater acusaba a la Trilateral de querer hacerse con el control del mundo:

“ha sido diseñado para convertirse en el vehículo de la consolidación mundial de los intereses comerciales y bancarios a través del control político del gobierno de los Estados Unidos”.

En realidad, la Trilateral nació en 1973 para ocupar un espacio de análisis, información y teorización de los movimientos mundiales a efectuar, sugiriendo líneas de actuación para la consecución de ese temido control mundial.

El hombre fuerte de la Trilateral, Zbigniew Brzezinski, fue desde un principio patrocinado por David Rockefeller.

Dice Brzezinki, sobre los pasos dados por la Trilateral y los objetivos:

“sensibilizando a los gobiernos y dirigentes sobre la necesidad de mantener sociedades abiertas y allanar las barreras entre los países capitalistas, comunistas y subdesarrollados, así como redefiniendo el crecimiento mundial en un marco de economía de libre mercado”.

“La sociedad será dominada por una élite de personas libres de valores tradicionales, que no dudarán en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo y controlarán y vigilarán con todo detalle la sociedad”.

Durante años, la Trilateral estableció las bases teóricas del nuevo orden económico mundial.

En enero de 2004 se publicó en la Comunidad Europea la Directiva Bolkenstein.

Aunque alguno lo sospeche, no se conoce oficialmente ningún parentesco entre Bolkenstein y el profesor Frankenstein, aunque sus hijos bien pudieran ir de la mano como auténticos siameses.

Nuestros honrados políticos nada nos informaron sobre esta directiva a la hora de votar SI al engendro de Propuesta para una Constitución Europea. Mejor suerte tuvieron los franceses, que no tenían un Zapatero deseoso de hacer las cosas lo más rápido posible, vaya a ser que alguien se diera cuenta del engaño (rapidez que repite con el Estatuto de Cataluña), y en el país vecino una de las principales causas de la victoria del NO fue la existencia de la Directiva Bolkenstein.

¿Qué propone la directiva Bolkenstein?

La directiva Bolkenstein es una Directiva sobre servicios en el Mercado Interior de la Unión Europea.

El 70% de la economía de la Unión Europea lo forman los servicios (privados y públicos).

Esta normativa ha sido retocada recientemente, más para la galería y para que los sindicatos puedan decir que están satisfechos, y amansar a los pocos que saben de la existencia de esta Directiva, como los franceses, que para otra cosa, pues la normativa sigue siendo, si entramos por la puerta trasera e interpretamos a conveniencia algunos apartados, básicamente la misma.

Muy resumidamente, propone lo siguiente: “...las empresas que gestionen todo tipo de servicios (hay ciertas restricciones, pero dando una vuelta de tuerca a la directiva, todos terminan entrando en el saco) a través de un llamado “principio del país de origen” no deben rendir cuentas, ser supervisadas o controladas, ni tan siquiera inscribirse en los registros de aquellos países donde ejerzan sus cometidos, estando sometidas únicamente a lo que se establezca en el país de origen, donde tengan registrada su sede social”.

Es decir, una empresa española de recogida de basuras, un clínica, una eléctrica, cualquier empresario, podrá inscribir su empresa en Polonia y pagar a sus empleados, tributar y regirse totalmente por las leyes polacas sin que la administración española pueda controlar para nada (sólo criminalmente, en caso de grave accidente laboral) a dicha empresa.

Otra cosa curiosa que establece la Directiva es lo siguiente:

“...cuando un bien es limitado, su explotación tiene que ofrecerse en condiciones de libre mercado. Contrariamente a la formulación original del texto de la Comisión, este Considerando no presenta una lista de casos en los que este procedimiento puede aplicarse. Posibles ejemplos son: la gestión de recursos hídricos, de frecuencias de telecomunicación, de cementerios nucleares u otros residuos tóxicos. Pero cualquier bien o recurso está sujeto a ser "escaso" o de "difícil explotación", y podría a través de este articulo forzado a la liberalización y privatización”.

Es decir, como todos los bienes son limitados (el infinito no existe), todo debe estar sujeto a las leyes del libre mercado: el agua, la luz, el gas, los minerales, los bosques, los ríos, las playas, los basureros, los hospitales, los colegios, etc., etc., etc.

Con las leyes de libre mercado en la mano, ¿cómo podrá una empresa española competir con una empresa portuguesa, polaca, griega, en la recogida de basuras, el mantenimiento de la red eléctrica, en la seguridad privada que vigila las dependencias oficiales, incluso con empresas de seguridad privada que vigilan los cuarteles militares?

Todos somos conscientes de la manipulación informativa existente, de como los medios de comunicación, y los llamados periodistas, son en realidad comisarios políticos, y también somos conscientes de esa regla política tan usada cada día de vender como bueno y maravilloso cosas que no lo son, pero mientras aquí estamos en el limbo de los justos, y nos alegramos de ello, de nuestra ignorancia feliz y sin parangón mundial, otros países mejor informados, como Francia (claro que ellos no tienen que pasar por la anestesia de Estatutos, mesas de partidos, Planes Ibarreches ni comunicados etarras), se movilizan contra esta globalización salvaje que destruye los pocos derechos, más teóricos que reales, alcanzados por los trabajadores europeos y que pretende privatizar por completo, para beneficio de unos pocos millonarios bastardos y su ejército de lacayos, el conjunto de Europa de pies a cabeza.

Mientras nuestros medios de desinformación nos informan de la realidad ficticia creada por nuestros mafiosos políticos, la realidad pasa por nuestro lado sin que hagamos nada por evitarla.