Algo se mueve en América

Como pasa siempre, nos daremos cuenta de las cosas cuando ya sea demasiado tarde. Pongamos como ejemplo el mundo islámico, con unas masas preparadas para aceptar mentalmente un enfrentamiento armado con los “cruzados occidentales”.

¿Qué se está preparando en América?

Un enfrentamiento norte-sur resulta impensable. Las razones son varias. Los Estados Unidos necesitan carne de cañón para sus ejércitos y su economía. En un momento de previsible enfrentamiento con el mundo islámico, nada peor para Estados Unidos que perder o enemistarse con sus vecinos del sur: pobres, maleables, utilizables, cristianos y de cultura occidental. Estamos hablando una extensa área con inmensos recursos naturales, humanos y estratégicos.

¿Qué está pasando, le crecen los enanos a los Estados Unidos?

Para entenderlo hay que mirar hacia Asia, a las nuevas potencias emergentes, y entender cuales son los territorios, fuera de Asia, en los que pueden decir algo: África y Latinoamérica.

De África, poco o nada sabemos. De Latinoamérica, muy poco se nos explica, pero la situación es la que es: países con inmensos recursos, naturales, e incluso humanos, que van irremediablemente hacia el norte, a nutrir con más fuerza al “enemigo”. No se trata de que el pueblo norteamericano sea el enemigo. El verdadero enemigo es la Banca Internacional, los Truts norteamericanos, el FMI, el Banco Mundial y una extensa red de oligarcas locales que desde hace generaciones llevan administrando sus pequeñas repúblicas, a su antojo, con la única condición de que lo hagan pensando en las necesidades del Gran Capital Internacional.

El único problema del Gran Capital Internacional es que no tiene corazón, ni principios, ni humanidad, ni rostro, y ante unas situaciones tan extremas como las alcanzadas en África o Latinoamérica, ha llegado el relevo. Es perderlo todo, o cambiarlo todo para no perder nada. Y ese será el papel de China, Japón o la UE, salvar los trapos sucios del Gran Capital. Eso quiere decir, que algo se mueve en América.