sábado, mayo 20, 2006

Dudar de la versión oficial del 11-S, mata.

Hay una larga lista de “casualidades” mundiales. Casualidades fueron las sucesivas y misteriosas muertes de los testigos del magnicidio de Kennedy. Casualidad debe haber sido el asesinato de Michael Zebuhr, miembro del movimiento: “Científicos por la verdad sobre el 11 de Septiembre”.

Tal vez sea una simple advertencia. O quizás tengamos que ver, eso sí, en riguroso silencio informativo, cómo personas curiosas, altamente cualificadas y deseosas de dar con la verdad, sufren extraños y desgraciados percances que acaban con sus vidas.

El 25 de marzo de 2006, en Minneapolis, Estados Unidos, comenzaron la veda, la temporada de caza para silenciar a los que ponen en entredicho las chapuceras versiones oficiales de lo acontecido el 11-S.

¿En vez de ir matando personas de buena voluntad, estos gilipollas, no podrían construir mejores coartadas, pruebas más creíbles, algo inteligente? ¿Será un sello de la casa que todos los atentados terroristas, ya sea el asesinato de Kennedy, el de Luter King, el de Carrero Blanco, el 11-S o el 11-M, huelan a chamusquina?

Parace que sí, que es el sello de la casa.