viernes, marzo 23, 2007

Unas casualidades del PSOE muy franquistas.


Cuentan las malas lenguas que cuando alguien se interponía en el camino de Franco, milagrosamente, ese alguien sufría un accidente de aviación, un ataque al corazón, le caía un obús del quince, se estrellaba contra una farola o en el mejor de los casos, quedaba hecho unos zorros y lo mandaban para casa. Seguramente era la mano del destino, porque los casos parecían todos anecdóticos y de lo más natural, todos ellos muy propios de sus circunstancias.

Tras la casualidad del Prestige, que ya alguien del PSOE dijo que si hacía falta se hundía otro barco y punto; la desgracia más que predecible del Yakozlez en Turquía, y los bombazos del 11-M, asuntos que tanto ayudaron a que el PSOE fuera votado por lo que los antiguos romanos habrían denominado el “populacho”; ya alcanzado el poder político, por los tiempos que corren, digno de un Nerón, las casualidades del destino, lejos de cesar, se han ido sucediendo a la hora de allanar el paso al “maravilloso” y “constitucional” Estatuto de Cataluña, y así, se han sumado a la rueda de la fortuna, el oportuno infarto no mortal de Rodríguez Ibarra, muy crítico con el Estatuto de Cataluña, la enigmática salida del mundo político de otro crítico al Estatuto, José Bono con su “la vida vale más que la política”, que da para pensar lo que en realidad quería decir, y ahora, cuando la farragosa prosa de los doscientos y pico artículos, esa bestia de indigesta legalidad llamada Estatuto, se enfrenta a los muy politizados, pero “independientes”, procesos de la justicia, una nueva ayudita del destino hace que el recusado magistrado del Tribunal Constitucional Pablo Pérez Tremps ingrese de urgencias en un Hospital.

Que delicada salud la de todos aquellos que se oponen o no son útiles para la aprobación del Estatuto de Cataluña. ¿Es que no ven House?

¿Será todo esto, como en tiempos de Franco, obra de la mano del destino? Este parece un buen tema para los chicos de Quinto Milenio.